En uno de mis artículos
anteriores trataba de describir algo sobre la educación ambiental. Hoy voy a
tratar de proponer algo que hace algunos años hice como practicante de una gran
institución en la región San Martín. En aquel entonces pertenecía a un grupo
estudiantil de mi querida Escuela de Turismo de la Universidad Nacional de San
Martín, en mi alma mater existía un grupo de estudiantes universitarios que era
liderado por el Ing. Carlos Rengifo, quien nos invitó a participar de una
jornada de capacitaciones que dictaba CIMA Cordillera Azul, aquella institución
que se encarga de la administración del Parque Nacional Cordillera Azul y que
cuenta con el valioso apoyo financiero de
USAID y el invalorable soporte técnico de científicos mundialmente
reconocidos que trabajan en The Field Museun de Chicago.
Desde ese entonces comprendí
muchas cosas, en primer lugar relacioné directamente el tema educativo
ambiental con mi carrera profesional. Descubrí en aquel momento muchas ideas y
logré plasmarlas en una propuesta turística educativa. Aquel entonces la
persona encargada de este programa de educación ambiental en la institución
antes mencionada era la profesora Pilar Saavedra, una docente y maestra
en todos los aspectos, a quien agradezco mucho y que tengo la dicha de
poderla elogiar por este medio.
Si bien es cierto que somos un
país megadiverso, son pocas las personas y las instituciones que han utilizado
la herramienta de educación ambiental para desarrollar el turismo, más aun en
áreas naturales protegidas. En San Martín tenemos muchas áreas de protección
que podrían ser utilizadas con este fin. El turismo es responsabilidad
ambiental también, tenemos mucho por educar mediante el turismo. Pero eso es
algo que se podrá conseguir cuando nos atrevamos a sacar a nuestros estudiantes
del salón de clase, de esas 4 paredes que no determinan la enseñanza y el
aprendizaje del alumno o alumna. Podremos hacerlo cuando tengamos con nuestros
estudiantes un contacto directo con la naturaleza, con la intención firme de mostrarles
in situ la importancia de las plantas y los animales, esa gran función
simbiótica que tiene nuestra naturaleza que la hace única y maravillosa.
Hagamos que nuestros estudiantes
experimenten e investiguen sobre el gran potencial que tenemos, formemos
líderes ambientales que eduquen a través del turismo, haciendo caminatas e
investigaciones a las áreas naturales protegidas que tenemos dentro de la
región San Martín y si no se puede en su interior (por los permisos necesarios)
aunque sea en sus zonas de amortiguamiento, ahí el alumno o alumna aprenderá a
amar lo que tiene, además usted le pondrá un plus a su clase, el alumno más que
todo se divertirá.
Vamos estimado maestro, cuente a
sus estudiantes in situ sobre la medicina natural, cuéntele sobre el paico, la
lancetilla, el llantén, la ruda, el té de anís y menta, sobre la ruda, sobre el
chuchuwasha, sobre la sangre de grado, la ruda, el ayahuasca. Muéstreles las
aves, el pipite, el paucar, el ayaymama, el gallito de las rocas, los búhos y
toda esa riqueza natural que tenemos. Si no lograran verlos, al menos les habrá
contado y mostrado sus hábitat, pero habrá aportado en sus alumnos un gran
interés por conocer nuestra riqueza biológica, aquella que se encuentra incluso
en nuestras huertas, sólo atrévase a salir del aula.
Rony Flores Ramírez
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