Hace unos días volví a visitar a
mi dentista ya casi después de 2 años o 3 aproximadamente, lo interesante de
esta visita es que me hizo recordar de cómo se volvió mi dentista personal, aún
lo recuerdo yo tenía aproximadamente 21 años y el famoso diente de juicio me
estaba haciendo pasar algunos malos ratos, recuerdo que entré a su consultorio
y lo primero que hice fue observar cada rincón de su lugar de trabajo y lo que
me llamó poderosamente la atención fue el orden de su laboratorio, sus
materiales y equipos correctamente en su lugar completamente limpio, esa fue mi
primera impresión y de verdad me gustó mucho el diseño de su laboratorio y
oficina; luego antes de tratarme el doctor muy amablemente me preguntó mis
datos personales mientras lo copiaba en su computadora, y me dijo comencemos y
empezó con la revisión total de mis dientes.
Al poco rato me invitó a sentarme
y después de explicarme los resultados de su diagnóstico muy al detalle me dijo
cuánto costaría el tratamiento que a mi parecer era un precio un poquito
elevado pero él asentó hacia mi diciéndome, te cobro este precio estimado Rony,
porque haremos un trabajo bien hecho, además si te puedes haber dado cuenta,
aquí utilizamos guantes nuevos para cada paciente, así mismo lo esterilizamos,
tienes tu propia toalla, el lugar está ambientado, cómodo para que usted se
sienta mucho mejor además por supuesto
de preocuparnos de su salud principalmente.
Todo esto fue lo que me explico,
pero al entrar “yo” ya me había dado cuenta de cada uno de esos detalles, pero
me encantó que me lo explicara, es así como ese entonces me di cuenta que el
turismo debe funcionar de la misma manera: Cuando vemos algún visitante entrar
a nuestro negocio, es un amigo más o una persona más de la familia
Sanmartinense, la primera impresión es lo que va determinar el gusto del futuro
cliente y para tener esas condiciones buenas, saludables, cómodas y seguras hay
que cobrar un precio justo y hay que reconocer también como visitantes o
futuros clientes que si queremos un buen servicio hay que pagar los precios justos,
las empresas no sólo tienen que pagar personal, también tienen que remodelar
sus locales, sus unidades, uniformes, equipos y mucho más.
San Martín necesita brindar
servicios de calidad con calidez, el regateo no es la mejor forma de mejorar,
pensemos no sólo en la sostenibilidad de nuestros negocios, sino también como
podemos aportar a la cultura y al medio ambiente, si cobramos precios justos
podremos ser rentables y sostenibles pero ello también debe venir de la comprensión
de nuestros visitantes y futuros clientes porque hacer empresa implica mucha
inversión y brindar servicios de calidad también. A veces como clientes sólo
pensamos en rebajar los precios a todo eso también hace daño.
Como dicen por ahí, lo barato sale
caro, claro que también hay de todo, pero por lo menos cobremos precios justos
y paguemos precios justos, esto puede ser un indicador de clientes fidelizados
por supuesto. Si lo que buscamos es calidad entonces seamos conscientes de lo
que implica esta palabra.
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